jueves, 16 de agosto de 2007

Como bajar borracho una escalera

La luz que entraba por la ventana nos despertó, ¿cómo fue que habíamos logrado escapar?.

La noche era aún joven y nuestros ánimos más. Los enormes vasos de vodka se vaciaban tan rápido como las canciones pasaban. El grupo de chicas que conformaba la mesa se hacía más notorio entre risas y palabras incomprensibles dichas por lenguas alcoholizadas.

Cinco minutos y la invitación de 3 chicos a su hotel fueron suficientes para seguir la fiesta. Mariela y Paula no tenían ganas de ir realmente pero al ver el estado de su amiga decidieron unirse por si acaso.

Ya en el lugar la dichosa amiga y uno de los chicos decidieron ir a buscar a una integrante más que se encontraba desorientada en la calle, dejando a Paula y Mariela a su suerte.
Los chicos siguieron tomando, lo que hizo que ellas se sorprendieran cada vez más del grado de estupidez que puede existir. Declaraciones raciales, análisis políticos e insinuaiones sexuales sin sentido hicieron 1 hora sentirse como 5. Un movimiento brusco que quizo convertirse en un beso fue el detonador. Con una disimulada patada Paula tiró uno de los vasos logrando una distracción que permitió a las chicas salir corriendo del cuarto.

Las escaleras de caracol se veían interminables e imposibles por el efecto del alcohol en su sangre pero el sonido de una puerta azotándose y voces gritando detrás de ellas fueron suficientes para lograr el equlibrio necesario para bajar sin caerse de boca.
La puerta porfin se alcanzaba a ver, una débil luz mostaba el pie de la escalera casi tan cerca como el ruido de las pisadas detrás de ellas.
Una vez abajo descubrieron que para poder llegar a la salida debían pasar por un cuarto lleno de borrachos arriba de los 40, en su mayoría hombres.
Pasaban rápidamente esquivando a las personas y observando los personajes más bizarros que bien podrían haber salido de aquel bar en Star Wars. Aquella extraña multitud de repente pareció darse cuenta de la presencia de aquellas dos desconocidas.
Mariel intentaba abrir desesperdamente el viejo cerrojo de la puerta, al mismo tiempo que Paula trataba de ignorar todos aquellos comentarios baratos e insinuaciones que les hacían. De pronto oyeron las voces de sus perseguidores preguntando al barman por ellas y Paula vio asustada como éste último las señalaba.
Cuando ya no veia salida, sintió un brazo jalarla; era Mariela que había vencido a la puerta y corría hacia la calle.

5 comentarios:

Mariana dijo...

Guau, Pau, ¿de dónde sacas tu inspiración para estas historias que son completamente ficción, eeeh?
Jajaja.

@nf!L!N dijo...

me gusta la forma en que describes el ambiente borracho. las borracheras suelen darnos buenas historias. me gusta

Unknown dijo...

El elevado nivel etílico que circula en la sangre logra esos des barios y mas.

Anónimo dijo...

Me suena a una historia que algien me conto, es como tipo leyenda urbana no? mmmmmmmmmmmmmm

Unknown dijo...

que barbara pau jaja si te la volaste, pero me gusto, jajaa psicologia invesra!